¿Hasta dónde las dos cadenas nacionales de televisión que han elegido en sus horarios estelares a dos telenovelas sobre las mafias colombianas están presentando de modo simplemente recreativo un fenómeno de fuerte hondura social o, por el contrario, con su accionar están consolidando y, por qué no, legitimando las prácticas y estilos narcos de esas organizaciones?
En estas series hay una relación directa entre ficción y realidad para la audiencia y esto tiene consecuencias más allá de la trama. Los recuerdos colectivos se ven afectados por las formas como se construyen y por los medios empleados y es ahí donde la TV funciona como una gran memoria social. La TV actúa como lo hacía el historiador, "que seleccionaba sobre qué iba a hablar", y si bien la TV habla de todo y sin control hasta producir más bien amnesia de sus parloteos, en ciertas ocasiones no es olvido sino referencia y modelos seductores lo que produce.
La TV no es inocente. Tampoco, el mercado cuando nos dice que los productos se eligen y se diseñan para la audiencia que manda los contenidos. La estrategia desarrollada inicialmente en Brasil -de que las telenovelas se ocupen de "cosas reales" y luego reforzada por los realities- tiene en Colombia sus aportes cuando los noticieros nacionales parecen telenovelas y estas más bien calcan noticieros. El capo y las Muñecas de la mafia se narran dentro de un estilo de verdad de lo ocurrido, pues se basan en que el televidente tiene aún muy presente los hechos y entonces usan su propia memoria como táctica de invasión.
En estas series hay una relación directa entre ficción y realidad para la audiencia y esto tiene consecuencias más allá de la trama. Los recuerdos colectivos se ven afectados por las formas como se construyen y por los medios empleados y es ahí donde la TV funciona como una gran memoria social. La TV actúa como lo hacía el historiador, "que seleccionaba sobre qué iba a hablar", y si bien la TV habla de todo y sin control hasta producir más bien amnesia de sus parloteos, en ciertas ocasiones no es olvido sino referencia y modelos seductores lo que produce.
La TV no es inocente. Tampoco, el mercado cuando nos dice que los productos se eligen y se diseñan para la audiencia que manda los contenidos. La estrategia desarrollada inicialmente en Brasil -de que las telenovelas se ocupen de "cosas reales" y luego reforzada por los realities- tiene en Colombia sus aportes cuando los noticieros nacionales parecen telenovelas y estas más bien calcan noticieros. El capo y las Muñecas de la mafia se narran dentro de un estilo de verdad de lo ocurrido, pues se basan en que el televidente tiene aún muy presente los hechos y entonces usan su propia memoria como táctica de invasión.
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